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Agradecer a Salvador Hernández su ayuda en la configuración de este blog. Gracias Salva.



lunes, 7 de diciembre de 2015

Subida al Pico Catoute (2112 metros)

Mi amigo Luis Moro y su bota vino en el vértice geodésico que corona el Catoute

Anda que no hacía tiempo que le tenía yo ganas a este monte!!! Pero es que pilla un poco a desmano y no veía nunca el momento para ir, ahora bien, merece la pena hacerlo. Y si hay suerte y sale un día como el que hemos disfrutado mi colega Luis y yo, será una excursión que dificilmente se olvidará; de hecho, yo ya tengo ganas de volver, que nos dejamos alguna cosilla en la "carpeta de pendientes".
Como Luis salía desde su pueblo, Saelices de Mayorga, y yo lo hacía desde Valladolid, decidimos quedar en Astorga. El viaje hasta allí, de noche y con niebla. Quedamos en el bar Astorgano de la gasolinera que hay junto a la autovía y ya desde allí juntos hasta el pueblo con el nombre más largo de España: Colinas del Campo de Martín Moro Toledano. De hecho se dice que tardas más en nombrarlo que en cruzarlo. Aquí hay un poco de polémica, ya que hay otros que reclaman para sí ese título, pero los que son más largos, son nombres de municipios y no de una entidad de población. En Madrid, en la Sierra de Guadarrama hay un ayuntamiento que se llama Gargantilla del Lozoya y Pinilla de Buitrago, pero no es una entidad de población, sino un municipio que alberga a esos dos pueblos. También hay al norte de Burgos otro caso muy parecido, el nombre del municipio es también más largo, pero no el de la villa, me refiero a Villarcayo de Merindad de Castilla la Vieja. Ahora, para nombre largo largo, pero que muy laaaaargo, un pueblo de País de Gales: Llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwllllantysiliogogogoch
Bueno, al tema. En cuanto dejamos atrás la capital maragata y empezamos a subir el Puerto del Manzanal, el sol empieza a pegarnos con fuerza, aunque después, al abandonar la autovía y meternos por la sombría carretera de Igüeña y Colinas nos encontramos con alguna placa de hielo considerable, pero llegamos al inicio de nuestra ruta sin mayores problemas.
Recuerda que pinchando sobre las fotos puedes verla a tamaño original.
Cartelito
Cuando descendemos del coche vemos a una pareja que lleva hasta piolets en la mochila... Nos preguntan si sabemos si hay nieve arriba, y ya le decimos que pequeños neveros, por lo que deciden dejarlos.
Yo no sabía que ropa llevar, aquí en el valle hace frío, 1ºC, pero arriba da el sol con ganas y luego seguro que sobra todo, como así fue.
Cruzamos el pueblo por sus empedradas calles, que con sus tejados de pizarra negra, y una capa de hielo blanca y lo encajonado del valle, le dan un cierto toque bucólico.

Del pueblo partimos pegados al río, que nos va poniendo la banda sonora de la ruta con sus latidos entre las piedras de su lecho. El camino se pone bravo al poco de empezar, y ganamos altura rapidamente, si bien, es fácil de hacer al haber apenas piedras y muy poco barro.
El Río Boeza
Comienzo de la subida. De momento suave
Pues como era de preveer, poco a poco vamos desprendiéndonos de la ropa de abrigo, guantes, buff, braga, el forro polar... No tardamos en empezar a sudar y es que el frío del inicio es ya historia. Con tanta ropa que llevaba y al final acabé en manga corta.

Poco más adelante de donde está tomada la anterior fotografía, llegamos a un cruce que está perfectamente señalizado, de hecho todo el PR está bastante bien señalizado con balizas y montoncitos de piedras. Si seguimos de frente iríamos a las Lagunas de Robeza, pero nosotros enfilamos hacia la izquierda cara a la cima del Catoute, y luego ya veremos si bajamos por las lagunas.

Justo al pasar ese cruce, la pendiente se hace más elevada, y quzás sea la parte un poco menos vistosa, ya que por algún momento tendremos que ir por un terreno más pedregoso y con escobas y retamas altas que además estrechan bastante el camino, pero se pasa bien, sin problemas y además será un tramo bastante corto.

Caminando entre escobas

En el momento en que desaparecen las escobas, y ya casi metidos de lleno en el circo de origen glaciar, la vegetación practicamente desaparece, lo que hace que podamos ver las paredes que aparecen ya imponentes ante nosotros. Ahora ganaremos altura muy rapidamente, ya que hay zonas que son auténticas escaleras, embarradas buena parte de ellas por el deshielo de las nieves que cayeran la semana anterior.
Yo sinceramente voy un poco atufado con el ritmo que lleva Luis. Tanto quejarse en el coche de que si se acostó a las dos, que si se levantó a las seis, que si no está preparado... Y sube a toda leche, sin bastones ni historias, para que??? Como se nota hacer la mili en un grupo de montaña de élite!!
 
 

Hacemos una primera parada para poder sacar ya toda la ropa que sobra, avituallarnos un poco y asentar el estómago con un buen trago de vino. Eso si es imprescindible en la montaña; que crampones ni que bastones, ni que ropa técnica... Una buena bota de vino y ya nos pueden poner delante rampas del 50% que las subimos de sobra!!!!
Enseguida volvemos a retomar la marcha, y cada vez se pone más empinado el camino, en algunos momentos ronda el 40% de desnivel, pero a Luis parece darle igual, menudo 4x4 que está hecho.
 

Entramos ahora en una zona un poco sombría donde encontramos placas de hielo, mezcladas con algo de barro, en un paraje que se conoce como Las Marquinas, desde el que vemos perfectamente como las balizas del PR-43 por el que vamos se elevan de forma casi "insultante" ante nuestros ojos. Este tramo se sube "a cuchillo" apenas hay zig-zags que nos hagan subir de forma más pausada.

Con claros síntomas de cansancio
Este como si nada...
Hay momentos en el que apenas soy capaz de seguir el ritmo que marca Luis, pero ¿qué pasa cuando vas rápido? Que te pasas la salida o te sales en una curva. Así que viendo como se sale un poco del sendero, aprovecho para adelantarle por la derecha y ponerme yo delante!!!! jajajaja, que capullo soy!!!!

Vamos Luis!!!! Que me quedo frío esperando por ti!!!
Tarda poco y menos en volver a poner las cosas en su sitio, pero llegamos a la parte "llana" de la ruta juntos. Es la Campa de la Braña, desde la que ya vemos varios valles y buena parte de la Hoya del Bierzo, la cual está bajo la niebla y vemos salir de esa niebla las enormes columnas de humo de la central de Compostilla y asomar un poco sobre ella el Jaramiel. La verdad es que las vistas son impresionantes... que se quedarán en nada cuando veamos las que nos brinda el Catoute ya desde la cima.
Desde La Campa de la Braña
A 2000 metros, en Diciembre y en manga corta
Tras disfrutar de las vistas y descansar un poco, enfilamos ya la pirámide que tenemos delante coronada por el vértice geodésico del Catoute, pero antes tenemos que dejar a modo de paseo de la Fama, nuestra huella aquí.
 

Debido a la altitud, el aire empieza a pegar, sin llegar a ser molesto, pero si hace que haya que ponerse la chaqueta para no quedarse frío. Este último tramo son piedras sueltas, pequeñas, pero muy pisadas por lo que apenas se mueven, están muy bien asentadas, y sin mayores complicaciones llegamos a la cumbre.
Las vistas son espectaculares, siendo hacia el norte más que impresionantes, sobretodo por la caída vertical que hay hacia el Valle de la Tejera, donde se asienta la localidad de Salentinos. 
Desde aquí vemos La Cabrera, Los Ancares, Picos de Europa, Peña Ubiña, la Central Térmica de Páramo del Sil, Babia, Las Omañas... ALUCINANTE!!!! Que suerte hemos tenido además con el día que ha hecho.

EN LA CUMBRE!!!! Luis mirando si se dejó la luz de casa encendida
Dejando constancia de nuestra visita en el buzón de la cima
Panorámica hacia Este-Sur
Panorámica hacia Oeste-Norte

 
Pues tras hacernos las fotos de rigor y escribir alguna nota para dejar en su buzón un recuerdo de nuestra estancia allí, iniciamos el descenso. Nuestra primera idea era crestear hasta la Peña de la Rabeza y bajar por las lagunas del mismo nombre, pero no lo vemos muy claro, ya que debe haber una estrecha senda colgada por la pared que cuelga hacia el valle de la Tejera, y no son estas montañas para ir "a ciegas" ya que un pequeño despiste te puede llevar hacia otro valle, y una de las caracterísiticas de estos valles y cordales es que son angostos y largos, por lo que meterse por el que no es e intentar rectificar puede significar perder bastantes horas y los días son cortos, por lo que decidimos bajar por donde subimos y dejar las Lagunas y hacer la ruta circular para otra época donde tengamos más horas de luz.
Al poco de iniciar el descenso, nos cruzamos con la pareja del principio, que resultan ser de Vitoria-Gasteiz, y antes de llegar a la Campa, nos cruzamos con otras dos parejas, una con la que no cruzamos más palabras que el Aúpa ahí!!! (estos iban acompañados de un perro) y otra pareja que eran de Vilagarcía de Arousa y como no!! Conocían Boiro. No hay ruta en la que no me cruce con alguien que conozca Boiro. 

Pasamos la Campa muy rápidos y no se como me fijo de que las balizas van quedando por la izquierda, que si llegamos a seguir de frente por la senda que habíamos tomado, nos habría llevado al valle situado más al oeste, aunque sería facilmente reconocer que nos habíamos colado antes de que fuera demasiado tarde.
Pronto nos detendremos junto unas piedras que nos permiten sentarnos y que nos dan abrigo para zampar un poco. Los bocatas de tortilla en el monte saben mejor todavía que cuando los tomas en casa o en un bar, Pero para Luis eso de los bocatas es de domingueros, y saca una bandeja de jamón del bueno, un queso de oveja para relamerse y un membrillo casero para chuparse los dedos, y para bajar las migas unos trago del vino de la bota.
El comedor
Parte del menú
Las vistas desde el comedor
Mientras comemos, nos adelanta la pareja vitoriana que no acepta la invitación a tomar algo y siguen su ruta cara a Colinas. Nosotros no tardamos mucho tampoco en empezar a andar de nuevo. Volvemos a pasar por la zona que estaba un tanto embarrada, en la cual me pego algún patinazo pero sin llegar a caerme, pero aún así Luis se ríe y se mete con mis bastones.
Posando
Voy cruzando el riiio... (Tam Tam Go dixit)
Enseguida llegamos al cruce de las Lagunas de Robeza, que sinceramente invita a subir, pero ya vamos algo tocados y en Saelices hay fiesta... No, mejor dejarlo para otra ocasión, subir por aquí y llegar al Catoute por el cordal. Eso queda para cuando los y las que no han podido acompañarnos en esta ocasión, puedan hacerlo y disfrutar de estos impresionantes parajes.

La subida al Robeza
Seguimos bajando, nos quedan 3 kilómetros hasta el pueblo y vamos ya todo el rato junto al río, con sus cristalinas aguas que dan ganas de beber y de bañarse en alguna de esas pozas que se ven.

 

¿¿¿¡¡¡VLADIMIR PUTIN!!!???
Al final caímos en las tentaciones y decidimos visitar el río. Como llevábamos toallas en las mochilas decidimos mojar los pies. Al principio bien, pero a los dos segundos de tener los pies en el agua ya no había Cristo que lo aguantara. ¡¡QUE FRÍA!! Dolían los pies muchísimo. Como para bañarse entero. Eso si, los pies quedaron como nuevos y reactivamos la circulación sanguínea.

 
 

Secamos los recuperados pies (antes de perderlos definitivamente por congelación) y en poco llegamos a Colinas, damos una vuelta por sus calles y paramos a beber unas cervezas en el bar del pueblo (Bar El Aguzo). Mirad si será recóndito este sitio, que no había Estrella Galicia. Solo Mahou o Budweiser. Al final salieron un poco menos de 11 kilómetros, pero con un desnivel positivo de 1022 metros, ascendidos todos ellos en los cinco primeros kilómetros.

 

 
 

 
Bien, pues ya solo queda coger el coche y volver a Astorga, donde aun tuvimos tiempo de degustar un riquísimo queso de oveja y una sensacional cecina de León, así como del buen humor de la guapa camarera que nos atendió y nos "aguantó". Lo pasamos tan bien que al final hasta nos daba pena marchar de Astorga, pero la noche se nos echó encima y también la espesa niebla que hacía preveer un viaje de vuelta un tanto pesado, pero bueno, con la sensación de haber pasado un gran día, se hizo muy llevadera la vuelta a Valladolid.
Y ahora queda volver a por las Lagunas de Robeza!!!
E dis de subir ata alá arriba?
E ti sei que me fodes!